Era un día hermoso. Sólo Hermione podía encerrarse en la biblioteca. Con un libro en mano y un paquete de grageas se hallaba en su mundo.
-Menta-
Tan ensimismada estaba que no había notado la llegada del rubio detestable. Lo ignoró y comenzó a irse con sus libros. No deseaba discutir.
-¡Las grageas!-
-Quédatelas-
-¡Granger
(
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